Hoy
se celebra el día de las madres, muchas empresas y universidades dan libre el
día a las trabajadoras que son mamás, otras a todo el personal, sean madres o
no, incluso sean mujeres o no; otras, en cambio, no se lo dan libre ni a las
madres si quiera. Tengo una cierta resistencia hacia la celebración de esta
fecha (a todas las de este tipo: día del niño, día del padre, del amor y la
amistad…), generada, supongo, por lo absurdo que es la dedicación de un día
entre 365 que tiene el año para la celebración, la reflexión, la presentación
de respeto, admiración y cariño a la madre o a los niños o al padre o al abuelo
o a los amigos o pareja, etcétera; y en parte también por la repulsión que me
causa la explotación comercial de las relaciones afectivas, creo que es sobre
todo lo segundo.
Sin embargo, llamaré a mi madre hoy porque sé que espera
que lo haga, y porque la llamo de todos modos muy frecuentemente, y extiendo de
todos modos, hecha ya la aclaración, una felicitación y un reconocimiento a
todas las mamás que esto leen, porque lo que me importa es justamente hacer
este ejercicio de reflexión y de honestidad, no condenar los festejos que, por
otra parte, son de alguna manera producto de nuestros orígenes y herencias
culturales: los ritos, las celebraciones, las muestras de veneración; y es por
eso que a pesar de que he dicho antes que me parece absurda la idea de dedicar
sólo un día a la presentación de respeto, manifestación de cariño, etcétera,
entiendo por supuesto que tiene un gran valor simbólico la existencia de dichos
días, y que son una conmemoración cíclica de una relación que debe ser llevada
a cabo de la mejor manera posible todos los días; lo que me molesta, en
realidad, es la explotación comercial y la terrible enajenación que al respecto
se produce, al grado de que hay personas que consideran eso lo único
importante, hacen esfuerzos dignos de mejor causa para gastar dinero en el o
los regalos a mamá tan sólo porque es 10 de mayo, regalos que a veces, aunque su idea y su intención sea
festejar y consentir, son paradójicamente ilustrativos de una realidad que es
contraria a esta idea de que en este día la madre es la reina y los súbditos
deben rendirle homenaje, pues muchas veces siguen siendo aparatos que pueden
bien simbolizar la idea de la madre sumisa, abnegada y esclava del hogar y el
servicio de los hijos, con lo que se vuelve una aberración el asunto; pero esto
no lo ven quienes tales regalos dan, eso sí, son capaces de criticar duramente
o de simplemente reprobar a quienes
tales cosas no hacen.
Ayer vi un terrible comercial televisivo de Electra y Banco
Azteca donde aparece primero una familia que ha regalado flores a mamá,
inmediatamente después pasan los vecinos con flores también pero también con un
refrigerador, la primera familia pone entonces la cara de la insatisfacción,
la decepción y la envidia -incluida la madre, que menosprecia entonces el
regalo de su propia familia-. (Además, otra vez, la mamá que aquí se muestra es
la ama de casa que considera un refrigerador como un regalo para ella, como si
no fuese en realidad un objeto para el hogar, es decir, para todos los miembros
de la familia, como si ella y la casa fueran una sola cosa, lo que como metáfora puede ser bonito, pero como práctica real es injusto).
En diciembre y enero pasados todo mundo me estuvo
preguntando ¿qué le va traer Santa a Teodoro? (Teodoro es mi hijo), y después,
¿qué le van a traer los reyes? Y me miraban con reprobación cuando yo les
contestaba que ya veríamos, o que cualquier cosa o a veces, ya un tanto harto,
contesté que nada, a veces les decía que como todos los días, muchos juegos y
amor con papá. Una persona me hizo una relación de diversos días de reyes
anteriores, en los que gastaba hasta 8 mil pesos en regalos para sus hijos;
pero en cambio, no solía pasar mucho tiempo con ellos, ni tener charlas
padre-hijos muy frecuentemente, ni estar, en general, atento a la vida y los
asuntos de sus hijos; pero eso sí, conseguía como fuera dinero “para los
reyes”. He ahí, pues, lo triste del asunto: en las relaciones interpersonales
los regalos se vuelven sustitutos de la convivencia diaria como forma
manifestante y como experiencia de cariño, se vuelven sustitutos de la relación
misma, y claro, los comerciantes hacen su agosto en mayo, y en abril, y en
junio y todo el año, porque tienen un mapa-calendario donde han venido
agregando banderas, conquistándolo todo y convenciendo a la gente de que es una
mal hijo si no va y gasta su dinero cada diez de mayo para demostrar así que
quiere a su mamá. Un tema para reflexionar, me parece. Saludos y feliz día de
las madres. :)