lunes, 28 de octubre de 2013

Las incongruencias de un periodista.

En su muro de Facebook, Rafael Loret de Mola ha publicitado, con evidentes intereses de mercado, su libro Despeñadero, en una campaña mercadotécnica que no le envidia nada a la de cocacola (exagero, claro está, para dar la idea). En él ha publicado y promovido y difundido grandemente cada una de sus presentaciones, sistemas de venta, firmas de autógrafos y un largo etcétera relacionado con la búsqueda de ventas, de reconocimiento y de fama. Todo esto no está mal, por supuesto, ni es privativo del señor Loret de Mola; todo lo contrario, está muy bien y todo mundo lo hace.
 
También le ha servido su Facebook para recibir muestras de cariño y solidaridad de familiares, amigos, lectores y desconocidos; para recibir halagos, y para expresarse con plena libertad respecto a los más variados temas. En fin, hace, pues, el señor, un uso de lo más común de su página personal de Facebook. Hace no mucho, incluso, publicaba pequeñas notas (“estados”) en las que alertaba y a la vez solicitaba la atención (tácitamente) de la sociedad sobre amenazas de muerte con motivo de la publicación de su libro Despeñadero (cuyo título, en el diseño de portada, juega con el nombre del presidente de México ), informaba el señor, por ejemplo, del día en que actualizó su testamento y decía sentirse más tranquilo por haberlo hecho, debido a que había, pues, sido amenazado.

Para lo que no le ha servido mucho su Facebook es para escuchar a los otros, bueno, no a todos los otros, sino a los otros que no coinciden con él, con sus pensamientos y sus publicaciones, a los que no suscriben todo lo que él dice y que ejercen su libertad y su pensamiento al cuestionarlo (porque todos somos otros, pero para él, algunos somos más otros que otros).

El señor Rafael Loret de Mola, como periodista, reclama oídos para sus palabras (ojos para sus escritos), exige respeto y repudia la represión y la censura, aplaudo eso, porque es así como debe ser; pero reprocho, repruebo y repudio que no esté dispuesto a otorgar lo mismo a voces que difieren de la suya.

El domingo 27 de octubre alrededor de las nueve de la mañana, don Rafael publicó en su Facebook lo siguiente:

Hoy iré a la Plaza México, como cada domingo de la Temporada Grande. Tengo argumentos, muchos de ellos publicados cien veces, para sentirme orgulloso de ejercer mi libertad y mi afición; sobre todo, contra los intolerantes que no razonan porque se rebajan al nivel de los irracionales y desprecian a sus semejantes. Por mucho que se quiera a una mascota, jamás podrá ocupar el lugar de un niño, de cualquier ser humano. Por aquí deben comenzar sus análisis los ignorantes, reacios al mínimo debate pretendiendo encajonar la cultura y la democracia.

Es normal que una publicación de este tipo, que manifiesta una postura clara y convencida sobre un tema polémico, genere discusión, debate, polémica justamente. En este caso, sin embargo, la polémica se ha generado poco, por un lado porque don Rafael tiene a un gran número de seguidores aficionados como él a la Fiesta Brava y que se dedican sólo a brindarle elogios a partir de cualquier cosa que publique, y por otro lado (y esto genera lo anterior), porque don Rafael, en cuanto se cansa de debatir con (supuestos o pretendidos) argumentos, opta por la dictadura de opinión (en su muro lo puede hacer) y elimina contactos y comentarios a modo.

Cuatro comentarios alcancé a publicar en ese “estado”, el señor me contestó, para mi gusto y juicio, sin fuerza argumentativa y apelando más bien al apoyo incondicional de sus seguidores, de sus adoradores que suscriben todo lo dicho por él sin pensar. Antes de mi segundo comentario publicó un comentario una usuaria llamada Caroline Herrera, don Rafael primero lo contestó, para después eliminarlo; contestarlo era un ejercicio de discusión que tiene implícita la tolerancia a la opinión distinta, eliminarlo habla, pues, de intolerancia. Junto con el mensaje de Caroline, eliminó lo que él mismo le había contestado, es decir, borró toda huella de esa disidencia.

Después de Caroline, y partiendo de su comentario, escribí y publiqué el que sería mi segundo comentario, lo contestó con tres comentarios diferentes el señor Rafael. Estuve a punto de no escribir más, porque me pareció advertir una actitud cerrada, unos oídos cerrados, sin embargo, ante tanta respuesta suya, decidí escribir una respuesta más, la cual el señor Rafael ya no contestó, no quiso o acaso no pudo hacerlo, no lo sé. Lo que sí quiso y pudo hacer fue eliminar ese último comentario mío y eliminarme y bloquearme de su lista de contactos. Vaya racional proceder.

Reproduzco a continuación mis cuatro comentarios y los del señor Loret de Mola, y juzgue cada quien aplicando libremente su criterio, su razón, su capacidad de pensar:

Publicación:

Hoy iré a la Plaza México, como cada domingo de la Temporada Grande. Tengo argumentos, muchos de ellos publicados cien veces, para sentirme orgulloso de ejercer mi libertad y mi afición; sobre todo, contra los intolerantes que no razonan porque se rebajan al nivel de los irracionales y desprecian a sus semejantes. Por mucho que se quiera a una mascota, jamás podrá ocupar el lugar de un niño, de cualquier ser humano. Por aquí deben comenzar sus análisis los ignorantes, reacios al mínimo debate pretendiendo encajonar la cultura y la democracia.

Comentario Ángel 1:

Una afición no tiene que justificarse, es afición, es gusto; el ejercicio de la libertad tampoco es algo que haya que argumentar, es derecho incuestionable; expresar su opinión libremente en su muro está muy bien, no coincidir en perspectivas debe respetarse. Pero ser tan reiterativo en el tono y el léxico ofensivos no habla muy bien de su racionalidad, de su capacidad argumentativa y menos de su tolerancia. Y no es cuestión de ponerse o no ponerse sacos, es una cuestión objetiva muy clara: frases y palabras como "los irracionales" "ignorantes" "que se rebajan al nivel de los irracionales" "intolerantes" son el léxico al que me refiero, su repetición genera o constituye el tono del que hablo. Parece estar cayendo usted, señor Rafael, en eso mismo que está criticando, parece, pues, creerse dueño absoluto de la razón y de la verdad, con lo cual pierde sentido iniciar un debate, pues si se debate con esta actitud y seguridad, entonces no se debate, se pretende imponer la propia postura. La idea de debate, de discusión más exactamente, implica que cada debatiente acepta la posibilidad de que el otro tenga razón. Saludos, pues. ((11:25 aproximadamente))

Su respuesta (de Loret de Mola) una hora más tarde:

Angel Ángel Gustavo Rivas: los adjetivos sirven para la síntesis en un largo debate que, por momentos, me enfada por la ausencia de esa racionalidad de la que usted habla. Yo no menciono a quienes no gustan del espectáculo taurino pero no salen a las calles a vociferar barbaridades como: ¡Muerte a José Tomás! Yo vi una manta así en esa Barcelona falsamente vanguardista; y son a esa clase de personas a las que me refiero. ¿Tolerancia? Respondo con razonamientos y no arguyo que dejaré de leer un libro porque, por mi afición a los toros, coadyuvo al derramamiento de sangre; de ser así, cuantos se comen un steak, ¿también deben ser vetados? Por favor

Comentario de la usuaria Caroline Herrera, que don Rafael ya eliminó:

 A usted le gustaría que a alguien de su familia le pusieran banderillas??? y que se regocijaran con verlos sufrir??? Lo respeto pero no es intolerancia ni ignorancia estar encontra de las corridas de toros, es por respeto a la vida aunque sean seres inferiores, son seres que sienten, ahi inicia la violencia y queremos vivir sin violencia alentando este tipo de distractores???? por favor. Mejor callémonos y aceptemos lo que hacen los demás en secuestros, narcotraficante, política barata, periodismo hipócrita, etc...si somos tan inconscientes e indiferentes al dolor ajeno...llámese SER HUMANO O ANIMAL)

Él respondió a este comentario, pero eliminó también su respuesta, que yo conservo, y es la siguiente:

Yo no soy animal, ni bestia. No me reduzco en la escala zootécnica. Es usted una animalista que repudia al humanismo... guiándomne por sus palabras

Comentario Ángel 2 (dos horas después del primero):

Con todo respeto, yo no veo ningún repudio al humanismo en el comentario de Caroline Herrera. Usted tiene bien clara su escala zootécnica, pero sí somos animales, nuestra constitución física y nuestra biología son de animales, la diferencia es que somos racionales, no es otra sino esa la diferencia, somos animales con las capacidades de pensar y razonar. Ahora bien, al ser la única especie con semejante grado de racionalidad, de capacidad de pensar, al ser humanos, pues, como bien defiende, ¿no le parece que recae sobre nosotros una cierta responsabilidad respecto al trato a los otros animales, esos que no tienen nuestras capacidades mentales, sociales, humanas? Me parece muy legítimo matar a un animal para comérselo, es la ley de la vida, requisito de súpervivencia, pero, matarlo para divertirse es un hecho cultural que puede y debe someterse a cuestionamiento. Podrá usted, con razón, responderme que, desde la diferencia que hace la parte humana, no sólo los hechos culturales sino también nuestras tendencias naturales deben cuestionarse, y en eso estaremos de acuerdo. Otra vez, mi punto no es defender o atacar la tauromaquia o la Fiesta Brava o como se le llame a eso. Mi comentario está motivado por sus críticas a los críticos de ello. Entiendo su hartazgo o, en sus palabras, su enfado, sin embargo me parece que no debe justificarse en él, que debe seguir esforzándose en ser objetivo y respetuoso. Yo lo agregué en el Face porque lo leía, como periodista, desde hace muchos años, en el periódico El Debate, y, junto con Dehesa, me pareció inteligente, respetable, admirable. Y sé perfectamente que estos es su Facebook y no un periódico, me parece, no obstante, que al ser también (al menos en la práctica aquí lo es) un espacio público de opinión y discusión, es deseable mantener el rigor. Con todo respeto y sin otro ánimo que llegar al entendimiento o, por lo menos, hacer prevalecer la razón y el respeto mediante el diálogo. Buenas tardes

A manera de postdata, pues lo olvidaba, inmediatamente agregué el siguiente comentario (comentario Ángel 3):

Por cierto, la función primordial de los adjetivos no es tanto resumir como calificar. De ese tipo de adjetivos en particular

Su respuesta:

Angel Ángel Gustavo Rivas: ¿por qué la fobia contra las corridas de toros? Los anglosajones no se tientan el corazón en la "cacería de la zorra" o entrenando perros para cazar osos, amarrando a uno de éstos sin garras, para ser muerto a mordidas como hacen en algunas reservas estadounidenses. Quienes vamos a los toros, homenajeamos a estos hermosos y maravillosos animales, pero sobre todo a su bravura y su casta que se materializan en el ruedo tras cuidados excepcionales durante su ciclo vital. No se les acosa, ni se les mata a mansalva como hacen los cazadores; atestiguamos en las plazas, más bien, la fusión entre el carácter del hombre y el instinto de la fiera cuya especie, bravía por esencia, desaparecería de la faz de la tierra de no existir la tauromaquia. Piensen un poco; no busquen explicaciones retorcidas.

Él también agregó inmediatamente uno más:

¿No es repudiar al humanismo preguntarme si me gustaría "banderillear" a mi hijo? Por Dios, está fuera de toda proporción y no hay argumento válido contra tal barbarismo cultural.

(Nótese qué Caroline dijo “algún familiar suyo”, fue don Rafael quien eligió a su hijo, vaya uno a saber por qué)

Y luego, de inmediato también, agregó un tercero:

Y no discuto más: me esperan en la tertulia de las Porras. Allí estaré dentro de una hora.

Yo ya no pensaba responderle, pero fue tal su insistencia en contestarme, que redacté este otro mensaje:
Comentario Ángel 4:

Justo estaba por no contestar a sus respuestas por darme cuenta de la inutilidad de semejante cosa, pero todavía después de eso me sigue contestando, así que no quise ser tan desatento y escribo acá mi último comentario. Faltaría explicar también con claridad qué quiere decir exactamente con "humanismo", si con ello se refiere a la actitud y el comportamiento ideal que los humanos deberían tener, si se refiere a amar a los humanos por sobre todas las cosas, o si se refiere a lo que históricamente ha sido eso, porque es también el humanismo responsable de bárbaros e irracionales crímenes contra la humanidad, nada menos, me refiero a la cacería de brujas. Ahora bien, aconseja no buscar explicaciones retorcidas, ¿porque no lo intenta usted también? En el mismo comentario en que aconseja eso da usted la más retorcida de todas las explicaciones que había dado: "Quienes vamos a los toros, homenajeamos a estos hermosos y maravillosos animales".

En eso, otra persona, Majo Magro Gutiérrez, escribe:

Ángel, te sugiero que leas 50 razones para defender las corridas de toros del filósofo francés Francis Wolff.

Entonces escribo mi respuesta, en la que agradezco a Majo la recomendación y le digo que buscaré ese texto, pero, oh, sorpresa, al darle enter, Facebook me da el siguiente mensaje: “El propietario del objeto o la publicación que estabas comentando ha eliminado este contenido y ya no es posible hacer comentarios al respecto”.

Pensé en primer lugar que en efecto había eliminado la publicación, que había llegado alguien que lo quiere bien y lo bien aconsejó, pero luego quise visitar su página y Facebook me dijo que ya no existía, con lo cual confirmé que me eliminó a mí de sus contactos y me bloqueó. En efecto, la publicación sigue en su muro, al menos sigue ahora mientras esto publico. Pero no sigue ya mi último comentario, ése lo eliminó, sí están los primeros dos, el primero lleva ya 18 likes y el segundo 11, así que quizá lo elimine pronto. Tampoco está el comentario de Caroline Herrera.

Dice el señor Rafael,  “¿Tolerancia? Respondo con razonamientos y no arguyo que dejaré de leer un libro porque, por mi afición a los toros, coadyuvo al derramamiento de sangre”,  esto lo dice porque otro usuario dijo algo parecido sobre su Despeñadero. De manera que no arguye que dejará de leer un libro por las aficiones de su autor, pero decide que dejará de escuchar una voz, en este caso la mía, por diferir de la suya, y lo que es peor, me saca del debate, me impide seguir opinando; elimina mis mensajes que ya no quiere responder, acaso porque no puede, y deja, porque lo juzga conveniente a su causa, supongo, los primeros comentarios míos porque él cree que los supo responder.

Este acto, tan sencillo, del señor Rafael Loret de Mola, está en total contradicción con los objetivos que dice perseguir a través de la fundación que tiene por nombre su apellido, y que anunció, según se lee en la página de la misma, junto con su libro Despeñadero. En dicha página, se pronuncia por “la defensa a la libre expresión tan lastimada en los tiempos actuales”.

Así que el señor pregona tolerancia, pero no la practica, exige que su voz sea escuchada, pero no tiene oídos para otra, quiere respeto, pero no sabe respetar. Creo que son éstos graves defectos en un periodista. Pero esto es solamente mi opinión.

Ángel Gustavo Rivas.

2 comentarios:

  1. Acabo de revisar nuevamente la página de Facebook de Rafael Loret de Mola: ahora sí ya ha eliminado la totalidad de los comentarios de quien esto escribe, también borró los de otros usuarios que manifestaban desacuerdo con sus opiniones, lo ha hecho paulatinamente, después de varías publicaciones nuevas, sin duda esperando que no sea notado. A estas horas continúa sin borrar algunas de sus respuestas a mis comentarios ya inexistentes, un pequeño descuido quizá, que probablemente no tardará en atender.

    Su Facebook es: https://www.facebook.com/profile.php?id=100004005728794&fref=ts

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  2. Vaya sorpresa la que me di al leer esto, también era de mi admiración el señor Rafael Loret, sin embargo, su intolerancia habla de una persona incongruente, que se ve reflejado en su hijo Carlos Loret. "Los frutos no caen muy lejos del árbol".

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